La editorial Gustavo Gili se ha trasladado a un piso de la Via Laietana equipado para ser usado como oficina.
Se alquiló listo para su uso, pero con claras carencias a nivel de carácter; no tenía ninguna identidad.
El cliente decidió optimizar los recursos disponibles para diseñar un sistema de mobiliario ad hoc y pintar todo en un único color.
"Es un proyecto de equipamiento; decoración quizás, no me importaría definirlo así", afirmaba Stefano Colli.
El mobiliario se basa en dos tipos de mesas realizadas en contrachapado de abedul revestido de linóleum; hay islas de trabajo para dos puestos y mesas corridas a pared, ambas equipadas con estantes superiores.
Los puestos de trabajo se complementan con librerías de varios tamaños diseñadas con estructuras de redondos de hierro y estantes obtenidos cortando perfiles U Glass estándar.